Revista Digital dos Missionários Combonianos na América e na Ásia

“Por nuestros muertos ni un minuto de silencio, sino una vida entera de lucha”, ha sido uno de los lemas que han resonado en la asamblea, junto al “presente, presente, presente” que acompañaba el nombre de cada mártir. 
Es un evento de carácter más bien celebrativo: se comparten testimonios, reflexiones, cuadros estatísticos, pero lo que más se percibe es un deseo y una urgencia de unificar esfuerzos, de renovar la esperanza, de retomar “a caminhada”.
“En tiempos de crisis, que nadie suelte las manos de nadie”, se repetía en una gran rueda de manos entrelazadas que unia en un gran abrazo  pueblos indígenas, afrodescendientes, de los diferentes ríos amazónicos de Brasil, Venezuela, Perú, Colombia, Ecuador, Guayana, algunos católicos, otros protestantes , otros sabios indígenas, o mae de santo de las religiones afroamericanas. 
No hay que esperar mucho más de este foro, pero creo que lo se escogió y que se está compartiendo es lo más importante. 
Porque hay cansancio difundido, una fragmentación acentuada por los años de pandemia que hemos enfrentado, años en los cuales ha aumentado la carrera hacia la destrucción de la floresta, han aumentado los desplazamientos desde el campo hacia las ciudades, ha aumentado la militarización de los territorios en defensa de los intereses de las grandes transnacionales. 
También hay mucho miedo: la muerte no es un juego, ni una ficción televisiva; los mártires son reales y las lagrimas sinceras.