Un
pacto es un compromiso. Cuando dos o más personas firman un pacto entre si, las
partes se comprometen en actuar de una determinada manera. La Biblia usa con frecuencia
la palabra alianza, para referirse al pacto entre Dios y la humanidad, una
alianza de amor y vida que encuentra su mayor expresión en la acción salvífica
de Dios encarnada y asumida en Jesús de Nazaret. Él se hace solidario, ofrece
la redención y vida plena a la humanidad y a toda la creación.
El Pacto de las Catacumbas fue
un fuerte compromiso de fe asumido por un grupo de obispos que participaron en el
Concilio Vaticano II (1962-1965). Este compromiso histórico fue firmado em las
Catacumbas de Santa Domitila en la periferia de Roma, el día 16 de noviembre de
1965. Esa
fue la manera en la cual aquellos obispos, se comprometieron para seguir un camino
de conversión y compromiso personal en comunión con los pobres, sus luchas y
esperanzas.
El lugar escogido para firmar este compromiso – las catacumbas – tiene una simbología
muy fuerte y elocuente. Ellas nos recuerdan el testimonio insuperable de los
mártires de las primeras comunidades cristianas de Roma. Los obispos celebraron
la Eucaristía sobre las tumbas de los mártires Nereo y Aquileo, invocando su fe,
coraje y determinación. En seguida firmaron el Pacto de las Catacumbas, que son
13 compromisos de una Iglesia que desea ser servidora de los pobres, que asume
sus luchas por la justicia, dignidad e igualdad.
La Iglesia realizó en Roma el Sínodo para el Amazonas en el mes de octubre del
2019. Durante el Sínodo, el día 20 de octubre, un grupo de participantes – al
igual que aquel grupo de obispos del Concilio Vaticano II – también fue a las
Catacumbas de Domitila. De esta vez, no eran solamente obispos, más también
había sacerdotes, religiosos, laicos y laicas que cuestionados por las
realidades de la misión en el mundo de hoy, sintieron el deseo profundo de
reafirmar la opción preferencial por los pobres y el cuidado de la Creación.
Firmaran, así, un nuevo compromiso llamado Pacto de las Catacumbas por nuestra
Casa Común.
El Pacto de las Catacumbas por nuestra Casa Común, con sus 15 compromisos,
buscó su inspiración en el Pacto de las Catacumbas firmado 54 años antes y en
las instituciones del Sínodo para el Amazonas que reflexionó sobre los
principios de una Ecología Integral y nuevos caminos para la Iglesia en el
Amazonas. Fue renovado el compromiso con los pobres y también fue firmado un
compromiso con toda la Creación. El Pacto de las Catacumbas por nuestra Casa
Común, es por tanto, la expresión de una Iglesia comprometida con el pobre,
servidora, profética, samaritana y quiere asumir un rostro amazónico.
De la vida de Daniel Comboni, dos momentos fuertes nos hablan mucho de su rica
espiritualidad, y de su grande amor por África. El primer momento fue el 15 de
septiembre de 1864 cuando Comboni rezaba sobre la tumba de San Pedro – también
un lugar de fe y muy simbólico en Roma. Comboni tubo una inspiración y elaboró
su Plano para la “Regeneración de África con África”. No era propiamente un
pacto, sino un proyecto misionero. El segundo momento fue su homilía dicha en Jartúm
(Sudán), el día 11 de mayo de 1873, cuando Comboni dice al pueblo: “hago causa
común con todos ustedes”. Hacer causa común es asumir una vida, un compromiso.
Animados por esta inspiración y espiritualidad de Daniel Comboni, la Familia
Comboniana procura hacer causa común con nuestro mundo de hoy. En esta
perspectiva, la misión comboniana en el continente americano busca su
inspiración en el Pacto de las Catacumbas y en el Pacto de las Catacumbas por
nuestra Casa Común, para motivar, asumir una misión y un estilo de vida
personal, comunitario y eclesial que esté en sintonía con el cuidado de la Casa
Común junto con las provocaciones y orientaciones del Sínodo para el
Amazonas.
Como forma
de vivir ese compromiso, la misión comboniana propone un Pacto Comboniano por
nuestra Casa Común.
El Pacto Comboniano por nuestra Casa Común son 10 compromisos de una Iglesia
que busca ser profética, samaritana y quiere avanzar en la inculturación de la
liturgia. Además de esto, busca asumir una pastoral de estilo ecuménico y
sinodal, favoreciendo el protagonismo de las mujeres y cultivando un estilo de
vida sobrio, sencillo y de solidaridad. El Pacto Comboniano por nuestra Casa
Común, es por lo tanto, un instrumento por el cual se confirma la alianza,
causa común con el Amazonas, sus pueblos y la defensa de la vida. A través de
este pacto, la pastoral podrá adquirir una nueva práctica un nuevo ímpetu misionero
y con eso contribuir a una mejor calidad de nuestra presencia y ministerio en
nuestras misiones combonianas en el continente americano de hoy.
El perdón cura las heridas provocadas por el resentimiento y renueva las personas, las familias, las comu- nidades y la vida social. El perdón es la clave de nuestras relaciones con Dios, con el prójimo y con nosotros mismos El perdón es una necesidad. Si no perdono, no puedo ser perdonado. El perdón es un proceso, este es, un continuo crecimiento hacia la libertad interior. No olvidemos que algunas experiencias son tan dolorosas que requieren mucho tiempo transcurrido en el perdón.